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Actraiser en español snes

 Actraiser (アクトレイザー Akutoreizā?), publicado fuera de Japón con el título ActRaiser, es un videojuego de plataformas, construcción de ciudades, acción y simulación de dios desarrollado por Quintet en 1990 para la plataforma Super Famicom (super nintendo). El jugador controla a Dios con el fin de salvar al mundo de la dominación de Satanás mediante la purificación del suelo y el desarrollo de ciudades. Una secuela fue desarrollada en 1993 para la misma plataforma.

Los protagonistas son Dios, controlado durantes las secuencias de plataforma, y un ángel, controlado durante las secuencias de construcción de ciudades. Los jefes del juego son Satanás y sus Guardianes, llamados Minotaurus, Zeppelin Wolf, Pharaoh, Fire Wheel, Kalia y Arctic Wyvern en la versión en inglés.

El argumento trata sobre la lucha de Dios contra Satanás, también llamado el Maligno.2​ Según el folleto de instrucciones, Dios fue derrotado en batalla contra Satanás y sus seis Guardianes. Dios se retiró a su palacio celestial para atender sus heridas y cayó en un profundo sueño.8​ En ausencia de Dios, Satanás dividió el mundo en seis territorios, uno para cada uno de sus Guardianes; después, juntos convirtieron a las humanos en seres malvados o monstruos.

Después de varios cientos de años, Dios despierta totalmente recuperado, y descubre que ha perdido sus poderes debido a que las personas ya no creen en él. Dios vence a los Guardianes de Satanás y recupera sus poderes mediante la reconstrucción de las civilizaciones y la comunicación con los seres humanos mediante la oración. Después de destruir a todos los Guardianes, Dios ataca Death Heim, la fortaleza de Satanás, y finalmente le derrota.

Tras derrotar a Satanás, Dios y su ángel revisitan las muchas civilizaciones que ayudaron a construir y observan a los pueblos, notando que no hay nadie en los templos adorándole. El ángel señala que aunque las personas alguna vez rogaron a Dios en tiempos de problemas, ya no sienten la necesidad de hacerlo porque no están en peligro.6​ Entonces, Dios y el ángel entran al palacio celestial y van al Cielo a la espera de un momento en que sean necesarios.

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